La
inteligencia emocional es un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y
competencias que determinan la conducta de un individuo, sus reacciones,
estados mentales, etc., y que puede definirse, según el propio Goleman, como la
capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de
motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones.
EL ORIGEN DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
El término Inteligencia Emocional se refiere
a la capacidad humana de sentir,
entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los
demás. Inteligencia emocional no es ahogar las emociones, sino dirigirlas y
equilibrarlas.
El concepto de Inteligencia Emocional, aunque
esté de actualidad, tiene a nuestro parecer un claro precursor en el concepto
de Inteligencia Social del psicólogo Edward
Thorndike (1920) quien la definió como "la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres,
muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas".
Para
Thorndike, además de la inteligencia social, existen también otros dos
tipos de inteligencias: la abstracta –habilidad para manejar ideas- y la
mecánica- habilidad para entender y manejar objetos-.
Un ilustre antecedente cercano de la
Inteligencia Emocional lo constituye la teoría de ‘las inteligencias múltiples’
del Dr. Howard Gardner, de la Universidad de Harvard, quien plantea
("Frames of Mind", 1983)
que las personas tenemos 7 tipos de inteligencia que nos relacionan con el
mundo. A grandes rasgos, estas inteligencias son:
Inteligencia
Lingüística:
Es la inteligencia relacionada con nuestra capacidad verbal, con el lenguaje y
con las palabras.
Inteligencia
Lógica:
Tiene que ver con el desarrollo de pensamiento abstracto, con la precisión y la
organización a través de pautas o secuencias.
Inteligencia
Musical:
Se relaciona directamente con las habilidades musicales y ritmos.
Inteligencia
Visual - Espacial:
La capacidad para integrar elementos, percibirlos y ordenarlos en el espacio, y
poder establecer relaciones de tipo metafórico entre ellos.
Inteligencia
Kinestésica:
Abarca todo lo relacionado con el movimiento tanto corporal como el de los
objetos, y los reflejos.
Inteligencia
Interpersonal:
Implica la capacidad de establecer relaciones con otras personas.
Inteligencia
Intrapersonal:
Se refiere al conocimiento de uno mismo y todos los procesos relacionados, como
autoconfianza y automotivación.
Esta teoría introdujo dos tipos de
inteligencias muy relacionadas con la competencia social, y hasta cierto punto
emocional: la Inteligencia Interpersonal y la Inteligencia Intrapersonal.
Gardner definió a ambas como sigue:
"La
Inteligencia Interpersonal se construye a partir de una capacidad nuclear para
sentir distinciones entre los demás: en particular, contrastes en sus estados
de ánimo, temperamentos, motivaciones e intenciones. En formas más avanzadas,
esta inteligencia permite a un adulto hábil leer las intenciones y deseos de
los demás, aunque se hayan ocultado... "
Y a la Inteligencia Intrapersonal como "el conocimiento de los aspectos internos de
una persona: el acceso a la propia vida emocional, a la propia gama de
sentimientos, la capacidad de efectuar discriminaciones entre las emociones y
finalmente ponerles un nombre y recurrir a ellas como un medio de interpretar y
orientar la propia conducta..."
LA APARICIÓN DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
En 1990, dos psicólogos norteamericanos, el Dr. Peter Salovey y el Dr. John Mayer, acuñaron un término cuya
fama futura era difícil de imaginar. Ese término es ‘inteligencia emocional’.
Hoy, pocas personas de los ambientes
culturales, académicos o empresariales ignoran el término o su significado. Y
esto se debe, fundamentalmente, al trabajo de Daniel Goleman, investigador y periodista del New York Times, quien llevó el tema al centro de la atención en
todo el mundo, a través de su obra ‘La
Inteligencia Emocional’ (1995).
El nuevo concepto, investigado a fondo en
esta obra y en otras que se sucedieron con vertiginosa rapidez, irrumpe con
inusitado vigor y hace tambalear las categorías establecidas a propósito de
interpretar la conducta humana (y por ende de las ciencias) que durante siglos
se han dedicado a desentrañarla: llámense Psicología, Educación, Sociología,
Antropología, u otras.
Nota del Prof. Jorge Raúl Olguín.